Profesora

Dra. Mafalda Victoria Díaz-Melián de Hanisch

lunes, 15 de febrero de 2021

Reconquista española.-a

 

Luis Alberto Bustamante Robin; Jose Guillermo Gonzalez Cornejo; Jennifer Angelica Ponce Ponce; Francia Carolina Vera Valdes;  Carolina Ivonne Reyes Candia; Mario Alberto  Correa Manríquez; Enrique Alejandro Valenzuela Erazo; Gardo Francisco Valencia Avaria; Alvaro Gonzalo  Andaur Medina; Carla Veronica Barrientos Melendez;  Luis Alberto Cortes Aguilera; Ricardo Adolfo  Price Toro;  Julio César  Gil Saladrina; Ivette Renee Mourguet Besoain; Marcelo Andres Oyarse Reyes; Franco Gonzalez Fortunatti; Katherine Alejandra Del Carmen  Lafoy Guzmán; 

camila del carmen gonzález huenchuñir



§3º. La edad media en España.
I
Reconquista española.
(i.)-Introducción.

Se denomina Reconquista o Conquista cristiana al proceso histórico en que los reinos cristianos de la Península Ibérica buscaron el control peninsular en poder del dominio musulmán. Este proceso tuvo lugar entre los años 722 (fecha probable de la rebelión de Pelayo) y el año 1492 (final del Reino nazarí de Granada).

El término «Reconquista»: historiografía y tradición.

Según algunos académicos el término es históricamente inexacto, pues los reinos cristianos que «reconquistaron» el territorio peninsular se constituyeron con posterioridad a la invasión islámica, a pesar de los intentos de algunas de estas monarquías por presentarse como herederas directas del antiguo reino visigodo. Se trataría más bien de un afán de legitimación política de estos reinos, que de hecho se consideraban reales herederos y descendientes de los visigodos, y también el intento de los reinos cristianos (especialmente Castilla) de justificar sus conquistas, al considerarse herederos de sangre de los godos.
El término parecería asimismo confuso, más aún considerando el hecho de que tras el derrumbe del Califato (a comienzos del siglo XI), los reinos cristianos optaron por una política de dominio tributario -parias- sobre las Taifas en lugar de por una clara expansión hacia el sur; o las pugnas entre las diferentes coronas –y sus luchas dinásticas-, que solo alcanzaron acuerdos de colaboración contra los musulmanes en momentos puntuales.
Sin embargo, la temprana reacción en la cornisa cantábrica en contra del Islam (recordemos que Don Pelayo rechazó a los sarracenos en Covadonga apenas siete años después de que atravesaran el estrecho de Gibraltar), e incluso su rechazo del territorio actualmente francés después de la Batalla de Poitiers del año 732, pueden sustentar la idea de que la Reconquista sigue casi inmediatamente a la conquista árabe.
Más aún, «gran parte de dicha cornisa cantábrica jamás llegó a ser conquistada»,lo cual viene a justificar la idea de que la conquista árabe y la reconquista cristiana, de muy diferente duración (muy corta la primera y sumamente larga la segunda), se superponen, por lo que podría considerarse como una sola etapa histórica, sobre todo si tenemos en cuenta que la batalla de Guadalete, la primera batalla por defender el reino visigodo en el año 711, marca el inicio de la invasión musulmana.
En el Siglo de Oro hubo poetas que definían y denominaban a los españoles como «godos» (como dijo Lope de Vega:
 «eah, sangre de los godos») y durante las guerras de independencia en América Latina, eran también así llamados por los patriotas americanos (de allí procede el uso que se le da en Canarias para referirse al español peninsular).
Es por ello, según los críticos del término, un concepto parcial, pues sólo transmite la visión cristiana y europea de este complejo proceso histórico, soslayando el punto de vista de los musulmanes andalusíes; por otro lado, en el lado cristiano puede decirse que existía conciencia de «reconquista».
Otros historiadores, como Ignacio Olagüe Videla en La Revolución islámica en Occidente (1974), consideran que la invasión militar árabe es un mito y sostienen que la creación de Al-Ándalus fue el resultado de la conversión de gran parte de la población hispana al Islam. Estas tesis han sido estudiadas por González Ferrín en su obra Historia General de Al-Andalus, en la que hablando de la Reconquista dice «que en verdad nunca existió»; igualmente plantea que Al-Andalus «constituye un eslabón insustituible de la historia europea».
La arqueología y los textos antiguos desmienten esta teoría, ya que si fue tan rápida la conquista de Al-Andalus, es imposible que los ciudadanos dominasen el idioma, la ciencia, el modo de vida y hasta los materiales propios de la cultura islámica.
En su España invertebrada, José Ortega y Gasset afirmaba que «Una reconquista de seis siglos no es una reconquista». Curiosamente, se usa normalmente el término «conquista de Granada» en lugar del de «reconquista de Granada». Aunque esto es referido a la conquista de la ciudad como un hecho aislado, pues en la historia de España se habla de la «Reconquista de Granada».
Algunos autores han propuesto con poco éxito el término alternativo de «conquista cristiana», sin las implicaciones ideológicas del término «reconquista».

Las consecuencias de la invasión árabe fueron.
1).-Detuvo el desarrollo de las instituciones jurídicas  visigodas.
2).-Va a provocar una diferencia política con el resto de Europa, ya que España no va tener feudalismo.
3).- Caída de la cultura cristiana en la península ocupada por árabes.
4).-La península ibérica quedo aislada de los grandes acontecimientos europeos como el Sacro Imperio Romano Germánico o las Cruzadas.
5).-Convivencia entre cristianos  y musulmanes durante siglos trajo fuerte influencia cultural mutua tan fuerte que el rey Pedro I de Aragón firmaba en árabe y rey Sancho de Castilla, conde de Castilla tenia hábitos, vestía y hablaba como árabe.
6).-Influencia en lenguaje árabe notoriamente en el castellano y sobreviven muchas palabras ejemplo Aduanas, alcalde, alguacil, etc.
7).-Aporte de ciencia y arte árabe a España y Europa. Cuando los reyes de castilla reconquistaron ciudad de Toledo formaron allí una escuela traductores bajo dirección  de Arzobispo San Raimundo, con colaboradores cristianos, árabes y judíos tradujeron obras filosóficas y científicas que influirán fuertemente renacimiento en Europa.
8).-La creación y consolidación de los reinos ibéricos, que posteriormente se convirtieron  en regiones históricas, con fuerte regionalismo o amor o apego de sus habitantes  a su región y a las cosas pertenecientes a ella.
El español primero tiene lealtad a su municipio, después a su región y por ultimo a España.

(ii).-La consolidación de los núcleos cristianos.

En año 711 se produjo en la península Ibérica la primera invasión de los musulmanes procedentes de África del Norte. Entraron por estrecho de Gibraltar (que precisamente debe su nombre actual a Tarik, general que desembarcó allí) y que el propio Roderic o Roderico (Don Rodrigo), uno de los últimos de los reyes visigodos, fue a rechazar, perdiendo la vida en la Batalla de Guadalete. Tarik fue llamado a Damasco, entonces capital del califato, para informar y nunca más volvió. Su lugar lo ocupó el gobernador Abdal-Aziz, comenzando el emirato independiente.
A partir de este momento empezaron una política de tratados con los nobles visigodos que les permitió controlar el resto de la península. En 716 Abdal-Aziz fue asesinado en Sevilla y se inició una crisis política tal que en los siguientes cuarenta años se sucedieron veinte gobernadores. En este año, 716, los árabes comenzaron a dirigir sus fuerzas hacia los Pirineos para tratar de entrar en el Reino Carolingio.
La veloz y contundente invasión norteafricana, además de por los factores que propiciaron la expansión mundial del Islam, se explica por las debilidades que afectaban al reino visigodo:
1º.-El frágil e incompleto dominio que ejercía sobre el territorio peninsular –en 711 el rey Rodrigo se hallaba dirigiendo una campaña militar en el norte-.
2º.-La división de sus élites, con enfrentamientos vinculados a la elección de los sucesores al trono de una Monarquía (electiva) no hereditaria.
3º.-Una aristocracia terrateniente –de tardía conversión al catolicismo- superpuesta a una población, libre o servil, con condiciones vitales muy duras, entre la que latía un fuerte descontento. Muchos de ellos recibieron la conquista como una mejora de su situación.
4º.-La decadencia de la actividad mercantil derivó en una minusvaloración de la población judía, que en gran medida la protagonizaba. También ellos pudieron ver una ventaja en la situación de las minorías hebreas amparada por la jurisdicción islámica.
Tras la invasión, la resistencia cristiana cristaliza en dos focos.

El foco asturiano y nacimiento reino de Asturias.

En el año 718 se sublevó un noble llamado Pelayo. Fracasó, fue hecho prisionero y enviado a Córdoba (los escritos usan la palabra «Córdoba», pero esto no implica que fuera la capital, ya que los árabes llamaban Córdoba a todo el califato).
Sin embargo, consiguió escapar y organizó una segunda revuelta en los montes de Asturias, que empezó con la batalla de Covadonga de 722. Esta batalla se considera el comienzo de la Reconquista.
La interpretación es discutida: mientras que en las crónicas cristianas aparece como «una gran victoria frente a los infieles, gracias a la ayuda de Dios», los cronistas árabes describen un enfrentamiento con un reducido grupo de cristianos, a los que tras vencer se desiste de perseguir al considerarlos inofensivos. Probablemente fuera una victoria cristiana sobre un pequeño contingente de exploración. La realidad es que esta victoria de Covadonga, por pequeñas que fueran las fuerzas contendientes, tuvo una importancia tal que polarizó en torno a Don Pelayo un foco de independencia del poder musulmán, lo cual le permitió mantenerse independiente e ir incorporando nuevas tierras a sus dominios.
En cualquier caso, los árabes desistieron de controlar la zona más septentrional de la península, dado que en su opinión, dominar una región montañosa de limitados recursos e inviernos extremos no valía la pena el esfuerzo. Los cristianos de la zona no representaban un peligro, y controlar el extremo más alejado supondría más costes que beneficios. De todas formas, la sorprendente expansión del minúsculo Estado pronto preocupó a las autoridades califales. Hubo sucesivas incursiones (en tiempos de Alfonso II, se hizo una cada año en territorio asturiano), pero el reino sobrevivió y se siguió expandiendo, con sonoras victorias, como la batalla de Lutos, Polvoraria y la toma de Lisboa en 798.
El reino de Asturias era inicialmente de carácter astur y fue sometido en sus últimas décadas a una sucesiva gotificación debida a los inmigrantes de cultura hispano goda huido al reino cristiano del norte.
 Asimismo, fue un referente para parte del espacio cultural europeo con la batalla contra el adopcionismo. El reino estuvo por épocas muy vinculado al de los francos, sobre todo a raíz del «descubrimiento» del supuesto sepulcro del apóstol Santiago. Esta idea «propagandista» consiguió vincular a la Europa cristiana con el pequeño reino del norte, frente a un sur islamizado.
Los reyes de Asturias trataron de reestablecer las instituciones civiles y eclesiásticas visigodas. Se esforzó rehacer y confirmar la tradición de la vieja monarquía visigoda de Toledo. Se consideraban herederos de reyes visigodos.
El Reino de Asturias tuvo varias escisiones territoriales. La primera a la muerte del rey Alfonso III el Magno, que repartió sus dominios entre tres de sus cinco hijos: García, Ordoño y Fruela. Estos dominios incluían, además de reino de Asturias, el condado de León, el condado de Castilla, el de Galicia, la marca de Álava y la de Portugal (que entonces era sólo la frontera sur de Galicia).
Rey García se quedó León, Álava y Castilla, fundando el Reino de León. (La capital de la monarquía se traslado ciudad de león toando nombre reino de león.)
Rey Ordoño se quedó Galicia y Portugal, y rey Fruela se quedó Asturias.
Posteriormente reino de Asturias, de Galicia se unieron con reino de León.

Cultura y sociedad.

El reino tenía una economía de subsistencia puramente agrícola y ganadera, eminentemente rural, con Oviedo como único núcleo urbano en la actual Asturias. Sin embargo, había una serie de ciudades importantes en las demás partes del reino, como Braga, Lugo, Astorga, León, Zamora. La sociedad, de tipo igualitario en un primer momento, se va feudalizando progresivamente, sobre todo con la llegada de población mozárabe de cultura visigoda. Paradójicamente, esta población va cristianizando el reino, que inicialmente se asentaba en una zona con muchos elementos culturales paganos (la iglesia de Santa Cruz, en Cangas de Onís, primer vestigio arquitectónico, se construye sobre un dolmen).
Pese a que tradicionalmente se consideró que la actividad cultural era muy escasa, el trabajo de Beato, el acróstico dedicado a Silo, las construcciones prerrománicas, etc., hacen que este punto de vista esté cambiando.
La organización territorial estaba ligada a comtes, que estaban al mando de las partes más alejadas, estando el núcleo inicial astur bajo mandato directo del rey. La estructura de la corte, el oficio palatino, era mucho más simple que el de los visigodos.
El reino de Asturias empleó la representación de la Cruz de la Victoria como símbolo protector en Iglesias y fundaciones públicas y también en construcciones militares, como la fortaleza de Alfonso III en Oviedo, constituyéndose así en emblema del reino.
El foco pirenaico: formación de los reinos pirenaicos.
Se originó a partir de la resistencia carolingia (el caudillo franco Carlos Martel había rechazado la invasión musulmana de Aquitania en la Batalla de Poitiers en 732). Posteriormente su sucesor, Carlomagno, creó la Marca Hispánica (frontera militar del sur), que dio origen a otros focos cristianos en la península: el Reino de Pamplona, los condados catalanes, la corona de Aragón, Sobrarbe y el condado de Ribagorza.

Reino de Navarra.

El Reino de Pamplona, posteriormente llamado Reino de Navarra, tuvo como origen la propia familia gobernante, que había pactado con los muladíes de Tudela, la familia Banu Qasi. Su primer rey fue Íñigo Arista. A principios del siglo X, la familia Jimena sustituye a la Arista y el primer rey es Sancho Garcés I, que tiene un gran éxito militar. Navarra llegó a controlar lo que actualmente es Navarra (su origen) y lo que en la actualidad es el País Vasco y a unir dinásticamente los condados de Castilla, dependiente de León pero muy autónomo, y Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en los Pirineos en tiempos de Sancho el Mayor, después de haberse vuelto una dinastía hereditaria por el conde Aznar Galíndez. A su muerte dividió en tres su reino: Navarra, aislada y descolgada de la Reconquista; Castilla, para su hijo Fernando I, y Aragón, para su hijo Ramiro I.

Marca Hispánica.

El territorio situado entre el oriente de Navarra y el mar se dividió en condados sometidos a los francos. Los condados catalanes fueron divisiones de la zona occidental Marca Hispánica y los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza ocupaban la zona intermedia. Fue una zona de contención militar que tomaron los francos para frenar las incursiones sarracenas. Si bien la intención inicial de éstos era llevar las fronteras hasta el Ebro, la Marca quedó delimitada por los Pirineos en el norte y por el Llobregat en el Sur. Con el tiempo se independizó del dominio franco con condes como Wifredo el Velloso y Aznar Galíndez.
En la zona de los condados catalanes, el Condado de Barcelona se convirtió muy pronto en el condado dominante de la zona. Con el tiempo, tras la unión dinástica entre el Condado y el Reino de Aragón que daría origen a la Corona de Aragón, los dominios de esta corona se extendieron hacia el sur y el Mediterráneo.

Aragón.

El Reino de Aragón tiene su origen en un condado también dependiente de esta marca, que sería anexionado por uniones dinásticas por Navarra. Tras la muerte de Sancho III de Navarra, su reino fue dividido, nombrándose a su hijo Ramiro rey de Aragón. La muerte de un hermano suyo, Gonzalo, hizo que Ramiro I uniera a los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en el nuevo reino. Poco después, llegó a anexionarse Navarra, aunque tras la muerte de Alfonso I el Batallador la unión se deshizo. Por esa época, tras una dura lucha con las taifas de Zaragoza, el Reino aragonés llegó al Ebro, conquistando la capital en 1118.
Más tarde se produciría la unión dinástica, con el matrimonio de Petronila (hija única del rey de Aragón) y Ramón Berenguer IV, conde de Barcelona, lo que conformó la Corona de Aragón, que agrupaba al Reino y a los Condados, si bien cada territorio mantuvo sus usos y costumbres consuetudinarios.
La Corona acabaría por unificar con el tiempo lo que hoy es Cataluña, arrebatando a los árabes el resto de Cataluña, la Cataluña Nueva, y anexionándose los restantes territorios, aunque hay que destacar que los diversos condados siguieron disfrutando de cierta autonomía.

(iii).-El avance cristiano.

El avance de los reinos cristianos en la Península Ibérica fue un proceso lento, discontinuo y complejo en el que se alternaron períodos de expansión con otros de estabilización de fronteras y en el que muchas veces diferentes reinos o núcleos cristianos siguieron también ritmos de expansión distintos, a la vez que se remodelaban internamente a lo largo del tiempo (con uniones, divisiones y reagrupaciones territoriales de signo dinástico) y a la vez que, también, cambiaba internamente la forma y fuerza del poder musulmán peninsular al que se enfrentaban (que experimentó diversas fases de poder centralizado y períodos de disgregación).
Asimismo la expansión conquistadora estuvo salpicada de continuos conflictos y cambiantes pactos entre reinos cristianos, negociaciones y acuerdos con poderes regionales musulmanes y, puntualmente, alianzas cristianas más amplias contra aquellos como la que se dio en la Batalla de Simancas (939), que aseguró el control cristiano del Valle del Duero y del Tormes; o la más sonada (por su excepcionalidad) y de más amplios vuelos en la Batalla de las Navas de Tolosa en 1212, que supuso el principio del fin de la presencia almohade en la Península Ibérica.
El estudio de tan dilatado y complejo proceso pasa por el establecimiento de diferentes fases en las que los historiadores han establecido perfiles diferenciados en los ritmos y características de conquista, ocupación y repoblación.

Nacimiento del condado y después reino de Castilla.

La primera mención de Castilla fue el 15 de septiembre del año 800, en un documento apócrifo del hoy desaparecido monasterio de San Emeterio de Taranco de Mena, situado en el valle de Mena, en el norte de la actual provincia de Burgos.
 El nombre de Castilla aparece en el documento notarial por el que el abad Vitulo donaba unos terrenos. En ese documento aparece escrito «Bardulia quae nunc vocatur Castella» (Bardulia que ahora es llamada Castilla). También hay que tener en cuenta la antiquísima documentación del obispado de Valpuesta, monasterio de la provincia de Burgos (804-1087), donde en sus viejos cartularios comienzan a redactarse palabras en el naciente romance castellano (futuro idioma castellano o español).
La creencia popular dice que el nombre de Castilla proviene de la gran cantidad de castillos o fortalezas que había en estas tierras; sin embargo, el nombre puede tener otro origen.
Años más tarde se consolidaría como entidad política autónoma, aunque permaneciendo como condado vasallo del Reino de León. Esta tierra estaba habitada mayoritariamente por habitantes de origen cántabro y vasco con un dialecto romance propio, el castellano.
En el año 960 el condado de Castilla se independizó de facto de León con el conde Fernán González, siendo el primer rey de Castilla Fernando I.
En el año 1037 muere Bermudo III, rey de León, en la batalla de Tamarón, mientras luchaba contra su cuñado, Fernando I. Al morir en 1037 sin descendencia Bermudo III, su cuñado consideró que era el sucesor y, por lo tanto, pasó a regir ambos reinos, si bien actualmente diversos autores rebaten que Fernando I creara el reino de Castilla. En el año 1054 Fernando I luchó contra su hermano, García Sánchez III de Nájera, rey de Navarra, en la Batalla de Atapuerca, muriendo también el monarca navarro y anexionándose entre otras la comarca de los montes de Oca, cerca de la ciudad de Burgos.
A la muerte de Fernando I, ocurrida en 1065, los reinos son repartidos entre sus hijos, siendo para Sancho II el de Castilla y para Alfonso VI el de León. Sancho II es asesinado en 1072 y su hermano accede al trono de Castilla (siglos después los románticos inventaron el famoso juramento que tomó El Cid a Alfonso VI en Santa Gadea de Burgos, basado en la inocencia o no del Monarca Leonés acerca del asesinato de su hermano). El que la misma persona rigiera en ambos reinos es un hecho que se mantendría durante varias generaciones.
A su muerte le sucedió en el trono su hija, Urraca.
 Esta se casó, en segundas nupcias, con Alfonso I de Aragón, pero al no lograr regir ambos reinos, y debido a los grandes enfrentamientos de clases entre ellos, Alfonso I repudió a Urraca en 1114, lo que agudizó los enfrentamientos. Si bien el papa Pascual II anuló el matrimonio anteriormente, ellos siguieron juntos hasta esa fecha. Urraca también tuvo que enfrentarse a su hijo, Rey de Galicia, para hacer valer sus derechos sobre ese reino, y a su muerte el mismo hijo le sucede como Alfonso VII, fruto de su primer matrimonio.
Alfonso VII consiguió anexionarse tierras de los reinos de Navarra y Aragón (debido a la debilidad de estos reinos causados por su secesión a la muerte de Alfonso I de Aragón). Renuncia a su derecho a la conquista de la costa mediterránea a favor de la nueva unión de Aragón con el Condado de Barcelona (Petronila y Ramón Berenguer IV).
En su testamento vuelve a la tradición real de distintos monarcas para cada reino. Fernando II será rey de León, y Sancho III, rey de Castilla
En 1217 Fernando III el Santo recibió de su madre Berenguela el Reino de Castilla y de su padre Alfonso IX en 1230 el de León. Asimismo, aprovechó el declive del imperio almohade para conquistar el valle del Guadalquivir mientras que su hijo Alfonso tomaba el Reino de Murcia. Las Cortes de León y Castilla se fundieron, momento el que se considera que surge la Corona de Castilla, formada por los reinos de Castilla, León, Toledo y el resto de reinos taifas y señoríos conquistados a los árabes. Estos reinos conservaron instituciones y legislación diferenciadas.
Por ejemplo, en los reinos de Galicia, León y Toledo se aplicaba un derecho de raíz romano-visigótica, diferente a la legislación basada principalmente en la costumbre que existía en el Reino de Castilla.

Siglos VIII-X.

 Completada la conquista en apenas un lustro (711-716), al margen sólo queda una estrecha franja montañosa en el Norte. Su principal esfuerzo hasta el siglo X irá dirigido a consolidar nuevas estructuras político-institucionales sobre unas realidades socio-económicas en transformación (el asentamiento masivo de población huida del avance musulmán), configurando las bases del feudalismo en la Península.
Al Oeste se afianzó el reino asturiano, extendiéndose entre Galicia, el Duero y el Nervión. Al Este marca defensiva  carolingia germinará en diferentes núcleos cristianos pirenaicos. Su precaria situación quedará demostrada durante el reinado de Abd al-Rahman III (912-961), cuando reconozcan la soberanía del Califato, convirtiéndose en Estados tributarios.

Siglos XI-XII.

 La disgregación del Califato (Taifas) facilitará un lento avance cristiano por la Meseta norte y el valle del Ebro, consolidándose institucionalmente los reinos. Ello será financiado con las imposiciones tributarias (Parias) a que sometieron a los reinos musulmanes, convirtiéndolos virtualmente en protectorados. Es un período de europeización, con la apertura a las corrientes culturales continentales (Cluny, Cister) y la aceptación de la supremacía religiosa de Roma.
El avance castellano-leonés (Toledo, 1085) provocó sucesivas invasiones norteafricanas –Almorávides y Almohades- que evitaron el colapso de la España musulmana. La repoblación entre el Duero y el Tajo se sustenta en colonos libres y concejos con amplia autonomía (fueros), mientras que en el Ebro los señoríos cristianos explotarán a la población agrícola musulmana.

Siglos XIII-XIV.

La alianza entre los reinos cristianos (Navas de Tolosa, 1212) logra el definitivo derrumbe del Al-Andalus, conquistando con gran celeridad el sur peninsular (salvo Granada). Una expansión protagonizada por las coronas de Castilla y Aragón generará determinados problemas: la absorción de un enorme volumen territorial y poblacional. En Andalucía y Murcia, la imposición de grandes señoríos –nobles guerreros y órdenes militares- y la expulsión de las poblaciones autóctonas –agrícolas y artesanas- derivará en la decadencia económica del territorio.
En Valencia y Alicante, los señoríos cristianos, de menor extensión, se superpondrán a una población musulmana que mantendrá la prosperidad económica. Problemas solapados con la crisis económica del siglo XIV y las guerras civiles que desangraron a los reinos de la España bajomedieval. De esta forma se consolida España como la nación que por excelencia resistió y contuvo los ataques musulmanes en Occidente, siendo el Reino de Hungría el guardián de Europa en el Este ante la llegada de los turcos.

Siglo XV.

 La supervivencia del reino nazarí de Granada responde a varias razones: su condición de vasallo del rey castellano, su conveniencia para éste como refugio de población musulmana, el carácter montañoso del reino (complementado con una consistente red de fortalezas fronterizas), el apoyo norteafricano, la crisis castellana bajo medieval y la indiferencia aragonesa (Ocupada en su expansión mediterránea).
Además, la homogeneidad cultural y religiosa (sin población mozárabe) proporcionó al Estado granadino una fuerte cohesión. Su desaparición a finales del siglo XV –además de por sus interminables luchas dinásticas- se ensarta en el contexto de la construcción de un Estado moderno llevado a cabo por los Reyes Católicos a través de la unificación territorial y el reforzamiento de la soberanía de la Corona.

(iv).-La repoblación.

En paralelo al avance militar se produjo un proceso de colonización, con el asentamiento de población cristiana. Repoblación que varió en sus características según el ritmo y modelo de la conquista y el volumen de la población musulmana preexistente.
Definición.
La repoblación consiste en volver a poblar las zonas cristianas ahora ocupadas por el Islam, es decir volver a hacer territorio cristiano los actuales territorios musulmanes.
Según Escudero “la repoblación consiste en la retención efectiva en manos cristianas de los territorios ganados por las armas a los musulmanes, mediante el establecimiento permanente de grupos de personas que se instalan en ellos, asumiendo así una importante función económica, que al mismo tiempo garantiza la firmeza de los avances cristianos. De esta forma se hace avanzar la frontera cada vez más hacia el sur”.
La repoblación es distinta dependiendo de las zonas. Algunas zonas son verdaderos desiertos, como la franja del Duero y son fáciles de repoblar. Otras, como la franja del Tajo, están más pobladas, lo que dificulta la reconquista. La gran población de la zona del Tajo se debe a que es donde los musulmanes están arraigados. La zona del Guadalquivir está aun más poblada.

Geografía de la Repoblación.

1º.-Entre el Duero y el Sistema Central.

El rey atribuye durante los siglos VIII y XI tierras deshabitadas a colonos, poblándose el norte de Castilla con hombres libres (cultura de frontera). Entre los siglos XI y XII se realizó a través de concejos municipales –mediante cartas aforadas-, caso de Salamanca, Ávila  Cuéllar, Arévalo, Soria y Sepúlveda.

2º.-El valle del Tajo y la Taifa de Toledo.

Ante la escasez de colonos se mantendrá la población autóctona (no eran tierras yermas), repartiéndose el territorio entre extensas alfoces dotadas de amplios privilegios: Talavera, Madrid, Guadalajara y Alcalá de Henares.
En Toledo cada comunidad (judíos, musulmanes, mozárabes y castellanos) contará con estatuto jurídico particular; pero tras la invasión almorávide se expulsó a los musulmanes, castellanizándose el reino. Se restablece la sede arzobispal toledana, enriqueciéndose con las propiedades de las mezquitas.

3º.-El valle del Ebro.

Durante la primera mitad del siglo XII, los grandes núcleos urbanos como Tudela, Zaragoza y Tortosa mantienen la población musulmana, al tiempo que entran en el territorio oleadas de mozárabes, francos y catalanes que se establecen siguiendo el sistema del repartimiento, ocupando las casas abandonadas.

4º.-Las Órdenes Militares.

 Entre finales del siglo XII y principios del XIII, en las cuencas del Guadiana medio y del Turia, el rey concede a las Órdenes grandes señoríos, principalmente en Extremadura y La Mancha.
Alrededor de sus castillos se asientan poblaciones campesinas con libertades muy recortadas, no configurándose concejos de relevancia.

Los tipos de repoblación.

A.-La Oficial, dirigida directamente, y a veces en persona, por el rey.
B.-La Señorial, dio lugar a la formación de grandes dominios señoriales.
C.-La Privada, hombres libres que se asentaron en las tierras sin dueño.
D.-La Concejil, dirigida por los concejos.
E.-La de la Órdenes Militares.

A).Oficial por rey.
Dirigida por el monarca o sus condes, pero siempre de manera oficial, es decir aprobada por el rey. En ella se ofrecen tierras y privilegios fiscales, sociales y penales. Estos privilegios se otorgaban a través de un documento jurídico conocido como carta de población. En ella se recogían los privilegios otorgados y un breve estatuto jurídico de la zona que se iba a repoblar.
B) Privada.
Los cristianos van a la aventura a tierras que no están pobladas y las controlan. Si tienen éxito suelen ser oficializadas.
C) Los concejiles o municipios.
Los concejos entregan tierras pertenecientes al término municipal a los repobladores. Las elementales cartas de población dan paso a fueros más amplios. Los funcionarios concejiles son los que reparten las tierras.
D).-Las órdenes militares.
Las zonas del sur eran las más difíciles de repoblar, por lo cual son las órdenes militares las que llevan a cabo su repoblación. Las órdenes militares surgen debido a Las Cruzadas, para la defensa de los santos lugares (Orden de Calatrava, Orden de Santiago, Orden de Alcántara, Orden de los Teutones, Orden de los Templarios,...).
Los reyes las favorecían porque defendían la cristiandad contra los infieles. Las zonas más conflictivas de la frontera con las Hispania musulmana fueron repobladas por las órdenes militares. Al igual que n la repoblación oficial, a los repobladores se les concedía un fuero y privilegios.

Repartimiento de Andalucía.

La repoblación en Andalucía era muy distinta.

Durante el siglo XIII se realiza mediante donadíos (grandes extensiones concedidas a los nobles) y heredamientos (medianas y pequeñas parcelas entregadas a los colonos). La población musulmana permaneció hasta la sublevación mudéjar de 1265 y su posterior expulsión.
Había que repoblar grandes estructuras urbanas, muy pobladas y ricas. El repartimiento consistía en un conjunto de operaciones de partición de heredades, fincas, casas urbanas, mansiones rurales, recogidas en los libros de repartimiento. A los repobladores se les exige permanecer en la tierra repoblada, ya que de no hacerlo perderían sus derechos sobre ella. Las repoblaciones en el sur suelen ser procesos de larga duración.
Los espacios peninsulares quedaron estructurados eminentemente por los grandes dominios de los señores.
En los espacios territoriales cristianos se fijaría una característica amalgama étnica, cultural y jurídica.

Los instrumentos jurídicos de la colonización.

La Presura, confería a cualquier hombre libre la posibilidad de convertirse en propietario de tanta tierra yerma y despoblada como pudiera poner en cultivo, tras la confirmación real.
El Repartimiento, en aquellas zonas en que los pobladores cristianos ocupaban terrenos y ciudades en los que había población musulmana.
Las Capitulaciones, allí donde se pretendía conservar la población musulmana. En las tierras que pasaban a dominación y gobierno cristiano, pero en las que los musulmanes conservaban su religión, cultura y derecho.

 (v).-La creación y desarrollo de los reinos españoles.

La edad media España comprende la conquista musulmana de España y la reconquista y la formación y desarrollo de reinos y principados cristianos en la península Ibérica.
Durante esta época medieval nacieron y desarrollaron los reinos españoles de Navarra, Portugal, León, Castilla, Aragón, Valencia, Navarra y Portugal. El condado de Barcelona (Cataluña), y los señoríos vascos.
Los reinos de Castilla y León se unieron y formaron la corona de Castilla.
El reino de Aragón se unió con Cataluña, y Valencia, formando la corona de Aragón.
Solamente los reinos de Portugal y Navarra quedaron al margen de unificación política.
Con los Reyes Católicos, se reunificaron las coronas de Castilla y de Aragón, tiene lugar la reconquista con la rendición de Granada, que es anexada a corona de Castilla.
Con esta conquista se pone fin a reconquista española y nace la Monarquía Española.

La conquista de reino Granada.

Los Reyes Católicos acabaron la reconquista de España el 2 de enero de 1492, tomando Granada, donde se realiza una festividad el 2 de enero de todos los años. Ese mismo año, el 1492, expulsaron al rey Boabdil, de la dinastía Nazarí, con la toma de Granada. La tolerancia religiosa que había hasta entonces dejó de serlo con la expulsión de los judíos en 1492. Acabó del todo un siglo después, con la expulsión de los moriscos.

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